En San Miguel de Briceño, la esperanza se construye con tierra y agua. Allí, sobre el cauce del río, la Prefectura de Manabí levanta tapes, es decir, muros temporales que permiten a los agricultores disponer del recurso más valioso para sus cultivos: el agua. Son obras sencillas, pero de enorme impacto para las familias que dependen de la agricultura en este rincón del cantón San Vicente.
Desde agosto, la Prefectura, en articulación con el GAD Municipal, ha construido ocho tapes en comunidades como La Fortuna, San Miguel de Briceño y La Estrella, y en los próximos días se sumarán tres más. Con ello, alrededor de 60 familias —más de 250 personas— pueden hoy enfrentar la época seca con la seguridad de contar con agua para regar sus tierras y alimentar a sus animales.
Los tapes se levantan con tierra extraída de lomas y laderas cercanas, aprovechando los recursos disponibles en el entorno. Además, se colocan tubos adquiridos por la propia comunidad, que permiten que el líquido siga su curso río abajo y se garantice el equilibrio natural del cauce.
Se trata de estructuras temporales que, con la llegada del invierno, se deshacen por la fuerza del agua sin dejar huella ni causar afectaciones al ambiente.
Cada tape se construye con el apoyo de maquinaria de la Prefectura, en este caso una excavadora de brazo largo, y se ubica aproximadamente cada kilómetro. De esta manera, se acumulan grandes volúmenes de agua, suficientes para ser bombeada hacia las plantaciones y sostener la producción agrícola local, que es la base de la economía de estas comunidades.
Con estas acciones, la Prefectura de Manabí reafirma su compromiso con el campo, con la soberanía alimentaria y con la vida digna de las familias agricultoras. Obras que nacen del territorio, se hacen con la gente y garantizan el sustento de quienes día a día siembran y cosechan para alimentar a la provincia.